El desarrollo del lenguaje en los niños

¿Os habéis preguntado alguna vez de dónde viene la palabra infancia? Lo hace del latín infans, que significa mudo, el que no habla. Aunque para los antiguos romanos el sentido de que no podían hablar no era literal, sino que la usaban para designar a aquellas personas que no podían expresarse o defenderse en público. En este artículo vamos a hablar del lenguaje en los niños y de algunas cosas que podemos hacer para favorecer su desarrollo.

Imagen del Blog de la Escuela Infantil Booma sobre el lenguaje en los niños.

Como sabéis, el ser humano es un ser social y, como tal, se comunica a través de diferentes códigos o tipos de lenguaje. El lenguaje verbal, que los niños aprenden de manera natural, es el instrumento fundamental para las relaciones sociales. Además posibilita el pensamiento, ayuda a poder interpretar el mundo que nos rodea y a entender las emociones. De ahí la importancia de ponerle nombre a lo que los niños sienten (alegría, tristeza, frustración, etc.). También contribuye al desarrollo de la inteligencia y es primordial para poder buscar soluciones a los problemas.

Desde su nacimiento el niño desarrolla conductas comunicativas, tanto verbales como no verbales. Primero comienzan los gorjeos, después los balbuceos y las sílabas sueltas hasta que acaban por aparecer las primeras palabras. Con el tiempo y la práctica se va adquiriendo el dominio del lenguaje. Un adecuado desarrollo nervioso, sensorial y motor, una necesidad incipiente de expresarse, la correcta estimulación por parte de los adultos de referencia y un clima tranquilo, distendido y seguro son las principales condiciones que favorecen la comunicación de los pequeños.

¿Qué podemos hacer para favorecer el desarrollo del lenguaje en los niños?

Centrándonos en los niños de 0 a 3 años, os proponemos algunas pautas que pueden favorecer el desarrollo del lenguaje en vuestros peques a estas edades:

    • Hablarles desde que son bebés respondiendo a sus balbuceos. La entonación es lo primero que entienden los bebés, así son capaces de detectar si estamos contentos, tristes, enfadados…

    • Ponernos a su altura y de frente cuando les hablamos, cantamos canciones o contamos cuentos. De esta manera se podrán fijar en las diferentes posiciones de los labios y la lengua cuando pronunciamos y tendrán un modelo en el que fijarse.

    • Desde pequeños los niños disfrutan escuchando narraciones, historias y cuentos. A medida que van creciendo se va incrementando el tiempo en el que son capaces de permanecer atentos y concentrados en historias más largas y complejas. Así, podemos leer cuentos con ellos y hacerles después preguntas o comentarios sobre la historia. También suelen gustarles mucho las poesías, las rimas, los trabalenguas o las adivinanzas.

    • Hablarles despacio y de forma sencilla cuando son pequeños. Ponerle nombre a las cosas que señalan y reforzar cualquier intento de comunicación del niño. Cantar canciones sencillas y cortas.

    • Al hablar con ellos, poner énfasis al vocalizar las sílabas. Por ejemplo, mientras juegan con un pompero marcar las sílabas de la palabra POM-PA mientras las señalamos con el dedo.

    • Jugar con ellos a nombrar animales a partir del sonido que estos emiten. Dramatizar cuentos, ir describiendo lo que dibujan, poner voces a los personajes de las historias…

    • Jugar con un espejo a reconocer diferentes expresiones faciales. Realizar gestos y colocar en diferentes posiciones la lengua: intentar tocarnos la nariz con la punta de la lengua, hacer como si tuviéramos un caramelo empujando el moflete con la lengua con la boca cerrada, recorrer los labios con la lengua, inflar los carrillos sin que salga el aire, etc.

    • Restringir progresivamente el uso tetinas y retirar el chupete. Si el niño tiene la necesidad de expresarse y lo tiene puesto, no lo hará o lo hará con dificultad.

    • Comer alimentos sólidos ayuda a fortalecer la musculatura maxilofacial, que es la misma que interviene en el desarrollo del lenguaje.

    • De manera general, incentivarles a hablar, a comunicarse, a pedir las cosas a través de las palabras. En definitiva, dialogar con ellos en cualquier situación de la vida diaria.

Por último, es importante que cuidemos el lenguaje ya que los niños aprenden por imitación. No conviene hablarles como lo hacen ellos, sino usar nuestras propias palabras haciendo que nos entiendan para que, poco a poco, ellos las vayan aprendiendo. En caso de que pronuncien una palabra de manera incorrecta, repetir la frase con la palabra correcta en lugar de tratar de corregirles. También es necesario enseñarles las normas básicas que rigen el intercambio comunicativo, como por ejemplo: mirar a quien habla, esperar turno o escuchar con atención a los adultos u otros niños cuando están hablando.

Escuela Infantil Booma