Respetar el ritmo de aprendizaje de los niños

Hoy en día, en la sociedad en la que estamos inmersos, existe una cierta tendencia a valorar más la capacidad de adquisición de conocimientos que un niño tiene a edades tempranas que el hecho, mucho más importante, de que los haya adquirido por su propio interés o necesidad de satisfacción. La realidad es que, en ocasiones, los niños aprenden determinados conocimientos debido a las presiones y exigencias que los adultos proyectamos sobre ellos. Por eso, en este artículo hemos decidido hablar sobre el ritmo de aprendizaje.

Cada niño tiene su propio ritmo de aprendizaje

En nuestra amplia experiencia como Escuela Infantil siempre hemos sido conscientes de que cada niño es un ser único. Consecuentemente, cada uno goza de su propio ritmo y estilo de maduración, desarrollo y aprendizaje. De la misma manera, tenemos muy presente la importancia de respetar este ritmo y de ser pacientes y flexibles con cada uno de nuestros alumnos. Consideramos muy importante el hecho de respetar el ritmo de aprendizaje de los niños desde que son pequeños. De esta manera favorecemos su óptimo desarrollo.

En la Guía para padres y madres: Cómo educar en positivo, publicada por Save the children, se destaca la importancia de tener presente que cada niño o niña es único y diferente a los demás y tiene su propio ritmo de desarrollo (algunos, por ejemplo, empiezan a hablar antes que otros o pueden empezar a caminar sin haber gateado antes). Entender el comportamiento de tu hijo implica conocer los aspectos principales de cada etapa de su desarrollo, sus necesidades y cómo responder ante ellas adecuadamente.

Protagonistas de sus aprendizajes

El desarrollo de los niños no es un proceso uniforme. Los logros que van consiguiendo a lo largo del tiempo no ocurren en todos a la misma edad exactamente. Sí que es cierto que se establece una edad aproximada para la consecución de ciertas habilidades o hitos. Pero nunca debe tomarse como una fecha exacta. Cada niño tiene un ritmo de aprendizaje diferente, así como unas características, unas necesidades y unos intereses propios.

Una alta exigencia por parte de los adultos puede llevar a nuestros pequeños hacia la frustración y el desánimo. Sin embargo, si hacemos que los niños realicen tareas adecuadas a su edad estaremos contribuyendo a que en el futuro sean personas más seguras, tengan más autoestima y una mayor confianza en sí mismos. Siempre es mejor no forzar al niño a hacer cosas para las que todavía no esté preparado. En cambio, podemos ir planteándole retos que sepamos que se encuentran a su alcance en cada momento. También debemos dejarles tiempo para que intenten completarlos por sí mismos. Si lo acabamos resolviendo nosotros sentirán que no son capaces y su autoestima se verá disminuida. Igualmente, destacar los logros conseguidos hará que aumente su confianza y se sienta preparado para afrontar retos más complejos.

No tengamos prisa porque nuestros hijos crezcan rápido. Ni porque sean los primeros en saberlo todo y en hacer las cosas antes que los demás. Lo importante es que disfruten de su propio camino de aprendizaje.

Escuela Infantil Booma