El control de esfínteres y la retirada del pañal

Para afrontar la retirada del pañal de los niños es necesario que hayan alcanzado ya una madurez suficiente. Antes de dar este paso debemos tener claros ciertos conceptos que nos permitan poder alcanzar este hito en el desarrollo de nuestros hijos.

Niño contento usando el orinal. Afronta la retirada del pañal.

El control de esfínteres

La retirada del pañal es un proceso largo que comienza mucho antes de su planteamiento. Sigue toda una labor educativa en diferentes ámbitos: desde el trabajo del lenguaje, el conocimiento corporal o la atención hasta la creación de rutinas. Poner atención en todos estos puntos nos ayudará en el proceso y contribuirá beneficiosamente en el desarrollo del niño y su independencia.

El control de esfínteres se puede abordar entre los dos y los tres años. Aunque fijar un horizonte temporal sólo es orientativo, pues cada niño cuenta con unas características individuales que lo diferencian de los demás. Hay que respetar siempre sus ritmos y necesidades. En nuestro entorno, en el que los niños se incorporan a los colegios con tres años de edad, las familias sienten cierta urgencia de que sus hijos den el paso antes de este momento, pero se hace necesario resaltar que dicho control es el resultado de un proceso madurativo en tres áreas diferenciadas: fisiológica, emocional y cognitiva.

La retirada del pañal

Por un lado es necesaria la maduración fisiológica, en la que los músculos más importantes que intervienen en el proceso estén preparados. Se trata de que el niño sea capaz de aguantar durante un tiempo prolongado (alrededor de 2 horas) sin estar constantemente yendo al baño. También hay que tener en cuenta que el control nocturno suele producirse más tarde que el diurno (algunos niños llegan incluso hasta los 4 ó 5 años).

Por otro lado, a partir de los dos años es cuando los niños suelen comenzar a prestar atención durante más tiempo. Esta capacidad de atender es vital para obtener éxito con el uso del orinal. Es en este momento evolutivo cuando empiezan a interesarse por el conocimiento de su propio cuerpo, se consolida el lenguaje y se produce una autonomía motora. Existen ciertas manifestaciones que nos indican que el niño puede tener esa madurez necesaria, como por ejemplo:

  • Cuando el niño permanece seco en el día durante dos o tres horas seguidas.

  • El niño, después de hacer pis o caca, lo manifiesta verbalmente, comenzando a adquirir conciencia de ello.

  • Cuando el niño hace una pausa breve durante el juego para hacer pis. Esto nos puede indicar que conoce las sensaciones de su cuerpo que posteriormente le marcarán que es hora de hacer pis.

  • Cuando empieza a comprender la ubicación espacio – tiempo, dentro – fuera.

  • Que el niño sea capaz de expresar verbalmente o con gestos su deseo de sentarse en el orinal o que busque al adulto si se siente manchado. Siempre sabiendo distinguir si los que los niños están demandando es llamar nuestra atención.

  • Se siente incómodo con pañales, intenta quitárselos o prefiere estar sin ellos (teniendo siempre en cuenta el primer punto).

Es importante tener en cuenta que las preocupaciones excesivas de control de esfínteres por parte de los adultos, familiares o maestros pueden dificultar la adquisición de este hábito. Del mismo modo, un ambiente relajado y el hecho de no centrar la atención constantemente ni de mostrar un exceso de preocupación por este tema favorecen la conciencia de adquisición, facilitando el control de esfínteres sin necesidad de presionar a los niños antes de los 4 años.

Escuela Infantil Booma